El cáncer solía considerarse una enfermedad de adultos mayores, pero en las últimas décadas aumentó drásticamente entre jóvenes menores de 50 años.
Estudios globales muestran que la incidencia de cáncer de inicio temprano creció 79% desde 1990, especialmente colon, páncreas y recto.
La explicación no parece deberse únicamente a mejores diagnósticos, sino a cambios ambientales, alimenticios y de estilo de vida modernos.
Factores como la dieta occidental, rica en ultraprocesados, grasas y azúcares, se asocian con mayor riesgo de cáncer colorrectal.
Comunidad biologica expesa qu, el aumento de obesidad y sedentarismo en generaciones jóvenes también contribuye, alterando el metabolismo y favoreciendo inflamación crónica en tejidos.
Además, químicos persistentes como PFAS y la creciente exposición a microplásticos podrían afectar células y microbiota intestinal, elevando vulnerabilidad.
Estudios recientes vinculan bacterias intestinales dañinas y toxinas como colibactina con mutaciones genéticas que adelantan décadas la aparición del cáncer.
Estos hallazgos sugieren que múltiples factores combinados impulsan el fenómeno, planteando un reto urgente para prevención y detección temprana.














