En plena Segunda Guerra Mundial, según Historias con imágenes, en un campo de prisioneros japonés, un aviador británico llamado Frank Williams compartía lo poco que tenía con una perra hambrienta y maltratada. No sabía entonces que esa perrita, Judy, salvaría tantas vidas como cualquier soldado.
Con su instinto alertaba sobre serpientes, cocodrilos y peligros escondidos en la selva. Levantaba el ánimo de quienes habían perdido la esperanza. Y cuando parecía que la guerra se la arrebataba, Judy siempre encontraba el camino de regreso a Frank.
Sobrevivió a campos de prisioneros, a un barco torpedeado y al hambre. Llegó a Inglaterra como heroína y fue la primera perra en recibir la Medalla Dickin, el máximo reconocimiento a los animales en combate.
Su historia es más que la de un perro de guerra. Es la historia de lealtad, amor incondicional y esperanza en medio de la oscuridad.
Un recordatorio de que a veces, los mayores héroes caminan en cuatro patas.














