El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, viajó hoy a la ciudad de Izyum, en la región de Járkov, liberada días atrás por la contraofensiva de Kiev, donde izó la bandera de Ucrania, informó Ukrainska Pravda.
“Antes, cuando mirábamos a lo alto, buscábamos siempre un cielo azul. Hoy, cuando lo hacemos, buscamos solo una cosa: la bandera de Ucrania. Nuestra amarillo-azul flamea ya en la Izyum liberada. Y así lo hará en cada ciudad y aldea ucraniana.
“Avanzamos en una sola dirección: adelante y hacia la victoria”, dijo Zelensky.
De la ceremonia participaron representantes de las fuerzas armadas ucranianas y de otras fuerzas de seguridad, que días atrás arrebataron el control de la ciudad a los rusos.
Los próximos objetivos estratégicos siguen siendo las líneas de contacto en el Donbás y en la zona de Jerson al sur, pero en línea del entusiasmo el presidente ucraniano en versión comandante en jefe intentaba infundir confianza y mirar más allá, evocando también a Crimea.
“Mi mensaje es que volveremos. No importa lo que los residentes de los territorios ocupados hayan escuchado durante estos ocho años en la televisión de propaganda. A nosotros no nos importa. Sabemos que la verdad está de nuestro lado. No sé cuándo va a pasar. Nadie lo sabe. Vendremos porque esa es nuestra tierra y nuestra gente”.
El retorno de gran parte de la región de Járkov a manos ucranianas tras la huida del enemigo, también confirmada por el Pentágono, ha estado acompañada cada día del descubrimiento de las temidas atrocidades cometidas en los últimos meses.
“No podemos acostumbrarnos a estas cosas, pero después de Bucha no nos sorprenderán los pasos que toman los terroristas rusos, porque vemos lo mismo. Otra vez tortura, otra vez destrucción de escuelas, jardines de infancia”, dijo Zelensky, mientras la Defensa denunció el hallazgo de “una cámara de tortura rusa en Balakliya liberada”.
Después de las redadas en plantas de energía en Járkov, que dejaron a oscuras a la población durante mucho tiempo, el ejército ruso atacó infraestructuras hidráulicas en Kryvyi Rih, la ciudad natal de Zelensky en el sur, disparando alarmas aéreas en todo el país.
Para los ucranianos se trata de una nueva venganza destinada a provocar “una crisis humanitaria”.
Moscú también bombardeó Donetsk, donde pasa la línea del frente, con fuertes ataques, en particular en Avdiivka y Kramatorsk y al menos 5 civiles muertos y 16 heridos en 24 horas.
Sin embargo, las fuerzas de Kiev continuaban avanzando, con 8.500 kilómetros cuadrados de territorio recuperado, y miran hacia Lugansk.
“Ahora hay un asalto a Lyman y podría haber un avance en Siversk”, explicó el asesor presidencial Oleksiy Arestovych.
Las posiciones rusas en la zona, sin embargo, siguen pareciendo sólidas, tanto que las tropas regresaron a Kreminna, tras las noticias de fuga en las últimas horas.
En Moscú, mientras, después de los riesgos de una “Tercera Guerra Mundial” evocada por Dmitri Medvedev, es el Kremlin el que debe intervenir duramente contra el proyecto de tratado de seguridad presentado por Kiev.
Si se adopta, Rusia “reaccionará de forma negativa”, también porque acercaría a Ucrania a la OTAN”, advirtió el portavoz de Vladimir Putin, según el cual eso demuestra la necesidad de una “operación militar especial”.
La reanudación de las negociaciones sigue siendo difícil, incluso pese a que viceprimera ministra ucraniana, Olga Stefanishyna, aseguró que, tras el éxito del contraataque, los funcionarios rusos contactaron a las autoridades para negociar.
Pero el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, frenó el entusiasmo.
“Tengo la sensación de que todavía estamos lejos de la paz en Ucrania. Mentiría si dijera que puede suceder pronto. Las posibilidades de un acuerdo de paz ahora son mínimas”, declaró después de una conversación telefónica con Vladimir Putin, que también se centró en la emergencia en la central nuclear de Zaporiyia y la crisis del trigo..
Scholz, con quien habló ayer, fue aún más claro: “Lamentablemente, no puedo decir que el presidente ruso tenga la idea de que iniciar la guerra fue un error, y no insinuó que cambiará de actitud”.
Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, llamó a la cautela: “Está claro que los ucranianos lograron avances significativos. Pero será un largo camino”.
Mientras, surgen reconstrucciones de que Putin rechazó una oferta para detener la invasión a principios de marzo.
El enviado ruso para Ucrania, Dmitri Kozak -según versiones de la prensa internacional, que citaron a “tres personas cercanas al liderazgo ruso”- llegó en ese momento a un acuerdo con Kiev o que preveía la renuncia a unirse a la OTAN.
Kozak, de origen ucraniano, le habría dicho a Putin que en su opinión el acuerdo alcanzado hacía inútil la operación militar.
Pero a pesar de que inicialmente apoyó las negociaciones, el presidente ruso consideró que las concesiones de Kiev eran insuficientes y dijo que ahora había ampliado sus planes con el objetivo de anexar partes del territorio ucraniano.
Luego se abandonó el trato.
Pero el el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que ese trascendido es “falso”. Ansa.