(ANSA) – ROMA, 17 APR – Desde que apareció Covid-19 hace un año y medio en China, más de tres millones de personas en todo el mundo han muerto y casi 140 millones se han infectado.
Y la pandemia continúa golpeando de manera irregular, en una agotadora guerra de guerrillas, revitalizada por sus variantes. Entonces, mientras algunos países, como Italia, confían en que comenzarán de nuevo en breve dejando atrás la emergencia, en otros lugares se repite la tragedia de las infecciones una vez más fuera de control.
Este es el caso de India y Brasil. En los cementerios del país sudamericano, en particular, también se trabaja de noche para enterrar a las víctimas.
A nivel mundial, las nuevas infecciones por semana casi se han duplicado en los últimos dos meses y se acerca la tasa de infección más alta observada hasta ahora durante la pandemia, alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el frente de la muerte, la situación es igualmente preocupante. Después de una leve pausa en marzo, el número de muertos ha comenzado a aumentar nuevamente, con un promedio de más de 12.000 por día la semana pasada. Muy cerca de los 14.500 registrados a finales de enero, en pleno apogeo de la pandemia.
Después de Estados Unidos, el país más afectado por muertes despunta Brasil, que ha llegado a casi 370.000. Incluso los niños no se han salvado: al menos 850 víctimas en un año, pero según los médicos, esta cifra podría ser del doble.
En los cementerios brasileños trabajan incansablemente para enterrar a todos. En Vila Formosan, cerca de San Pablo, el camposanto más grande de toda América Latina, se excavan hasta 200 tumbas por día.
Allí a las 6 de la tarde comienza el turno de noche. En Brasil, la agresividad del virus nunca ha disminuido tanto y ahora la situación vuelve a estar en alerta roja. Baste decir que en los hospitales los pacientes son intubados despiertos por falta de sedantes y atados a la cama para soportar el dolor.
En la India, el virus se desplaza a un ritmo de más de 200 mil infecciones al día: más de dos millones solo este mes y los hospitales se están derrumbando.
La gravedad de la situación ha llevado a las congregaciones hindúes a tomar una decisión nunca antes hecha: suspender la mega peregrinación del Kumbha Mela, en la ciudad sagrada de Haridwar, aceptando el llamamiento del primer ministro Narendra Modi.
Para dar una idea, en 2001, 60 millones de personas participaron en el ritual zambulléndose en el río Ganges: era la reunión más grande del mundo. Este año, las imágenes de los cientos de miles de devotos en el río han viajado por todo el mundo, planteando preguntas sobre las consecuencias potencialmente devastadoras de la propagación del virus.
En dirección a Europa, hay que registrar el resurgimiento de la pandemia en Rusia, donde se registra el mayor número de contagios diarios desde el 20 de marzo, más de nueve mil, con una situación especialmente complicada en Moscú.
En la UE, por el contrario, existe un clima de espera cautelosa. Las vacunaciones, para bien o para mal, están avanzando, y finalmente estamos comenzando a desarrollar planes para un regreso parcial a la normalidad, como la reapertura de bares y restaurantes, incluso por la noche, por ejemplo en Italia.
En cualquier caso, entre los 27 estados miembros, el imperativo es mantener la guardia alta. En Alemania, la canciller Angela Merkel advirtió que la “tercera ola es muy grave” y se refierió a la situación de los cuidados intensivos, a pesar de las vacunaciones a una velocidad récord (más de 700 mil en un día).
Las cuentas, una vez más, deben hacerse con las variantes del virus, que parecen aparecer sin interrupción.
Por último, en orden cronológico, la cepa india se ha hecho dominante en Gran Bretaña, país que tiene estrechos lazos con esa nación de Asia. El impacto en la isla sigue siendo limitado, pero no faltan las preocupaciones. Es que esta cepa tiene una doble mutación en comparación con la original y parece más fácilmente transmisible.
Sería una broma de mal gusto, en un país que en Europa lo ha hecho mejor que los demás en cuanto a vacunaciones (42 millones de dosis aplicadas), reduciendo las infecciones diarias a poco más de dos mil, y las muertes a unas treinta. (ANSA).