Un total de 46 migrantes fueron hallados muertos, entre ellos cuatro niños, y 16 heridos, algunos de gravedad, dentro de un camión abandonado en San Antonio, Texas, en una de las peores tragedias vinculadas a la migración en los Estados Unidos.
Una masacre fruto de la desesperación y probablemente por el calor abrasador que sufre Texas, donde desde hace días las temperaturas superan los 39 grados.
El macabro descubrimiento fue hecho por agentes de la Homeland Security Investigation, especializada en casos de tráfico de seres humanos y por el momento las autoridades tienen a tres personas detenidas preventivamente.
No está claro aún si entre los detenidos está el conductor del camión, que huyó poco antes de que el vehículo fuera detectado.
El gobiernador de Texas, el republicano Greg Abbott, responsabilizó al presidente Joe Biden por la masacre. “Estas muertes son suyas. Son el resultado de su política mortal de fronteras abiertas y muestran las consecuencias de su negativa a aplicar la ley”, dijo.
Abbott también se enfrenta a la Casa Blanca por su posición a favor de la posesión sin controles de armas y su rechazo frontal a la legalización del aborto.
El republicano, aliado de Donald Trump, quiere completar el muro con México y desde hace tiempo denuncia la emergencia por el tema migrantes que enfrenta Texas: solo en el último mes 44 mil personas atravesaron la frontera ilegalmente entre Del Río y Eagle Pass, la ciudad de frontera más cercana a San Antonio.
“Hay 46 migrantes muertos en San Antonio. Señor ten piedad de ellos, esperaban una vida mejor. Después de Uvalde, ahora esto. Señor, ayúdanos”, clamó el arzobispo de San Antonio, Gustavo García-Siller.
También se refirió a la tragedia Beto O’Rourke, el candidato demócrata a gobernador de Texas, que pidió una amplia acción para desmantelar las redes de tráfico de humanos y sustituirlas por políticas más amplias para la inmigración legal.
La masacre de San Antonio es una de las peores de la historia de los Estados Unidos. En 2003, 19 migrantes fueron hallados muertos en un camión en Texas. El conductor les había pedido 7.500 dólares a cada uno para el “pasaje”, pero no había encendido el aire acondicionado y dentro del vehículo las temperaturas superaron los 70 grados.
En 2017, 10 migrantes fueron hallados muertos, siempre en Texas, a bordo de un camión abandonado en un estacionamiento de la tienda Walmart.
En América Latina, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, y los cancilleres de México y Honduras, estuvieron entre los primeros en lamentar la tragedia.
A la espera de conocer la nacionalidad de las víctimas, y dado que algunos de los niños heridos pero que sobrevivieron son guatemaltecos, Giammattei tuiteó que es “imperdonable que se sigan perdiendo vidas inocentes por el tráfico de migrantes”.
“Es imperativo que se encuentren mecanismos para el endurecimiento de penas y que el coyotaje sea un delito con fines de extradición”, agregó el presidente guatemalteco.
El Papa Francisco también se refirió a la masacre, en un tuit en el que también lamentó la muerte de decenas de migrantes que trataban de cruzar desde Marruecos a la ciudad española de Melilla.
“He recibido con dolor las noticias de las tragedias de los #migrantes en #Texas y en #Melilla. #OremosJuntos por estos hermanos que han muerto mientras perseguían la esperanza de una vida mejor; y para que el Señor nos abra el corazón y estas desgracias no sucedan de nuevo”, tuitéo Francisco. (ANSA).