Abandonó México hace 495 años y es poco probable que vuelva. El valioso Penacho de Moctezuma, decorado con plumas de quetzal e incrustaciones de oro, plata y cobre, no puede ser trasladado desde Austria hasta México, al menos hasta que exista la tecnología suficiente para lograr un impacto cero de vibraciones en la pieza durante el viaje. Esto es lo que han concluido investigadores de ambos países en dos años de estudio del histórico penacho, un regalo de bienvenida del emperador azteca al conquistador extremeño Hernán Cortés a su llegada América en el siglo XVI.
México ha ofrecido en el año 1991 un intercambio temporal del penacho a cambio de la carroza dorada de Maximiliano de Habsburgo
El Penacho de Moctezuma ha marcado la historia del antiguo México. Fue parte de una serie de obsequios que el emperador azteca hizo a Hernán Cortés cuando llegó a Tenochtitlán (antiguo nombre de la Ciudad de México) en 1519, en un gesto de bienvenida. Moctezuma, fascinado por la apariencia de los visitantes, entregó objetos de gran valor para los aztecas a los conquistadores. El emperador desconocía la inminente intención de los españoles de tomar su imperio. Cortés envió a España la pieza como un regalo al rey Carlos I, según describe en su primera carta de relación. Aunque no se conoce la forma en la que llegó a Austria, el penacho está enlistado en el inventario de 1596 del Castillo de Ambras que pertenecía al archiduque Fernando II del Tirol. Desde entonces el conjunto de plumas ha permanecido en Austria y se ha exhibido en museos de Viena.
Moreno participó en el estudio y restauración del penacho por encargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y, al lado de la investigadora los detalles sobre la tecnología plumaria que usaban los antiguos amantecas (artesanos de objetos con plumas) aztecas. El penacho, confirma la investigadora, a pesar de su tamaño (1,30 m de alto y 1,78 m de largo) era un artefacto con una estructura suficiente para usarse en la cabeza de una persona.
La investigadora Melanie Korn del Museo de Etnología de Viena, consiguió obtener información inédita sobre la pieza, conoce como nadie la composición de este tesoro azteca y es quizá una de las pocas manos mexicanas que han podido tener contacto con el penacho. Hasta ahora, la pieza conserva originales todas sus plumas azules largas (de quetzal macho) rojas y marrón, así como 1.544 piezas metálicas (85% de oro, 10% de plata y 3% de cobre). El conjunto de plumas ha sufrido el paso del tiempo, los estragos del almacenamiento.
Moctezuma, fascinado por la apariencia de los visitantes, entregó objetos de gran valor para los aztecas a los conquistadores
En el Museo Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México –el recinto que resguarda el mayor número de objetos prehispánicos del país– se exhibe una réplica del Penacho de Moctezuma elaborada en 1940 por el amanteca mexicano Francisco Moctezuma. Miles de visitantes han podido ver de cerca el conjunto de plumas que aunque tiene las mismas dimensiones no es exactamente igual al original de Viena. El artista no tuvo acceso al penacho fabricado en el siglo XVI y a través de imágenes de archivo diseñó y construyó la copia.
Patricia Núñez Vega