El Consejo de Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se unió al dolor de la Arquidiócesis de Hermosillo por los reprobables actos vandálicos de que fue objeto su Catedral la madrugada del martes 20 de enero de los corrientes.
En una carta dirigida a Mons. J. Ulises Macías Salcedo, Arzobispo de Hermosillo, la CEM sostuvo que las connotaciones de lo sucedido en el recinto católico manifiestan intolerancia y un triste desprecio al derecho humano fundamental de libertad de religión.
El día de los sucesos, el o los vándalos ingresaron a la Catedral de Hermosillo forzando una puerta lateral, llevándose la corona que tenía San José y algunos otros objetos preciosos, causando destrozos y dejando tirado en el suelo el Sagrario (que es lo más importante y sagrado de todo el templo).
Los Obispos de México subrayan que, en una sociedad plural como la nuestra, es indispensable comprender que el derecho a la libertad de pensamiento y expresión, al igual que en el caso del derecho de libertad de religión, conlleva el deber del Estado mexicano de hacerlos realmente efectivos en todos los ámbitos sociales y culturales, además de la obligación que tenemos todos de respetar los derechos de los demás.
Al tiempo que rogó por la conversión de quienes cometieron estos hechos sacrílegos, el Consejo de Presidencia de la CEM expresó su confianza en que las autoridades civiles harán lo posible para dar con los culpables y sancionarlos conforme a derecho, a fin de asegurar a todos una convivencia pacífica.
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