El feliz matrimonio de los ucranianos Valeria y Andriy, celebrado el 5 de mayo en uno de los sótanos de la acería Azovstal, fue muy breve, ya que apenas 3 días después el novio murió durante uno de los ataques del ejército ruso al único punto de resistencia que queda en la maltrecha Mariupol.
La boda de ambos, combatientes, había sido festejada por sus compañeros de lucha, con mucha alegría, que se tornó fugaz.
Ahora Valeria -“Nava”, según su nombre de guerra- decidió contarles a todos su historia de amor publicando en las redes sociales las fotos de su boda con “el hombre de su vida” y un video del oscuro vientre de la acería.
Dijo que ella y su esposo lograron estar “felices durante tres días, a pesar de todo”.
Durante la ceremonia intercambiaron dos anillos de boda improvisados, hechos de papel de aluminio y que aparecen en las fotos publicadas en las redes sociales, con las manos entrelazadas.
“Fuiste mi legítimo esposo desde hace tres días y mi amor por la eternidad. Mi amor, cariñoso, valiente. Has sido y eres el mejor. Entendí que eras lo que buscaba desde la primera vez que te vi. Logramos casarnos. Logramos ser felices. No pudimos estar juntos. Siempre te amaré, mi héroe”, escribió Valeria.
En las fotos de Instagram, los recién casados ;;visten uniformes militares y se abrazan frente a la cámara.
Muestran los dedos con anillos de boda falsos, como los que hacen los niños con el papel de bombones.
Valeria es morena, Andriy, alias “Barba”, un chico grande con barba roja y ojos verdes. A quien los fotografía le muestra una sonrisa triste y premonitoria. Porque ambos son profundamente conscientes de que el acto oficial del matrimonio, sellando sentimientos que no desaparecen sino que se fortalecen en la guerra, podría haberse convertido rápidamente en un testamento del uno para el otro.
En el vídeo publicado tras la muerte de su marido, Nava habla bajo, llora, la chaqueta militar la protege del frío del subsuelo, mientras una pequeña bombilla ilumina ese trozo de túnel que fue quizás su lecho nupcial.
En el medio, fotos de hace mil años: ella y Andriy en tiempos de paz con ropa tradicional, ella y él en el campo con la balalaika para acompañar las canciones del viaje.
Andriy se convirtió en un héroe de la resistencia ucraniana.
Y Valeria en una viuda de guerra. Pero también es Nava y forma parte de ese millar de luchadores que no se entregarán al enemigo hasta el último aliento que les quede. Ella tampoco se rendirá, más ahora que las balas rusas le robaron el amor de su vida. (ANSA).