El Suboficial Principal (post mortem) maquinista Félix Oscar Artuso era tripulante del submarino ARA “Santa Fe”, que tuvo su bautismo de fuego el 25 de abril de 1982. Es el único héroe de la Guerra de Malvinas sepultado en las islas Georgias del Sur.
En 1982, el ARA “Santa Fe” (S-21) fue el primero de los dos submarinos (el otro era el ARA “San Luis”), en zarpar desde la Base Naval Mar del Plata. Lo hizo para participar, desde el minuto cero, en la Operación Rosario para la recuperación de las Islas Malvinas.
El 27 de marzo, bajo el comando del entonces Capitán de Corbeta Horacio Bicain, soltó amarras rumbo al sur. Su misión principal era desembarcar al personal de la Agrupación Buzos Tácticos (APBT) en las inmediaciones del Cabo San Felipe, al norte de Puerto Argentino, para luego destacarse a un área de patrulla asignada.
En la madrugada del 2 de abril, luego de navegar entre un mar violento y fuertes vientos australes, las fuerzas especiales navales llegaron a las costas al norte de Punta Celebroña, próxima a la Isla Riñón, y posteriormente tocar el suelo de Malvinas.
Tras el desembarco, el submarino regresó a Mar del Plata, donde se le asignó una nueva misión: transportar una sección de Infantes de Marina para reforzar a las fuerzas que se hallaban en las islas Georgias del Sur. El Comandante del ARA “Santa Fe” tenía la orden de evitar la posible presencia enemiga para desembarcar los refuerzos en la vieja estación ballenera de Grytviken.
Volvió a zarpar de su amarradero natural el 16 de abril, con 23 torpedos y los Infantes de Marina equipados para reforzar militarmente las Georgias del Sur, destino que alcanzó ocho días más tarde.
Luego de la mala meteorología y de presentar una falla en los sistemas, comenzó el desembarco del personal de Infantería de Marina sobre las costas de la caleta Capitán Vago.
Para ponerse al día con las reparaciones de a bordo, el 25 de abril el Capitán Bicain ordenó partir de Caleta Vago en busca de refugio. Al cabo de una hora de navegación, el S-21 fue atacado por los helicópteros británicos Wessex, Sea Lynx y Wasp.
Luego de amarrar en el muelle de Caleta Vago, se desató un combate que terminó con la rendición de la tripulación del submarino y la Infantería de Marina ante la superioridad británica en el terreno.
Al día siguiente, las fuerzas inglesas decidieron trasladar hasta la antigua estación ballenera de Grytviken al submarino argentino capturado que se encontraba amarrado al muelle de la estación científica, parcialmente hundido y su torreta agujereada, entre otros daños. Los británicos creían que debido al estado en que se encontraba el ARA “Santa Fe”, podrían correr el riesgo de que se generasen gases explosivos y, por ende, una posible detonación de los torpedos de a bordo.
Para la maniobra de traslado se destacaron seis suboficiales y al Comandante, bajo la supervisión del capitán John Francis Coward, otro oficial británico y Royal Marines armados con ametralladoras Sterling. Durante la maniobra, en un episodio confuso, el guardia británico que custodiaba al entonces Suboficial Primero Artuso, le disparó una ráfaga de ametralladora, y murió en el acto.
Según el testimonio de los que vieron la escena, uno de los militares británicos creyó que Artuso iba a hundir el submarino a propósito, y por eso disparó.
Los ingleses le dieron sepultura con todos los honores militares en el cementerio de Grytviken, y Coward permitió que Bicain presidiera la ceremonia de entierro en la bahía que hoy lleva su nombre.
Un reloj, un rosario y una espada
Un objeto puede ser un yacimiento de recuerdos, un tesoro personal único e invaluable. Con esa certeza, los objetos que pertenecieron al Suboficial Artuso son los tesoros que ligan a sus seres queridos con sus vivencias en torno al conflicto bélico.
El Suboficial Primero tenía tres hijos: Cristian, Karina y Carolina, quienes al momento de la guerra tenían 8, 6 y 2 años, respectivamente. Antes de la partida, el hijo mayor recibió de manos de su padre, una espada y una foto. “El día que se va, me llama al comedor. Al entregarla me dice que me quede con ella y que me la dejaba sabiendo que no sabía si iba a regresar a casa. Sus últimas palabras fueron: cuídala”.
Un segundo objeto es destacado por Karina. Se trata de un rosario que su padre le había entregado al Cabo Primero Centeno. “En las horas previas al desembarco, Centeno se mostraba con cierto temor y miedo. Al verlo, mi padre se le acercó y en un acto paterno se lo entregó, diciéndole que lo iba a proteger y que cuando regresaran se lo devolviera. Lamentablemente eso nunca ocurrió”. En la Base Naval Puerto Belgrano, en el marco de la ceremonia de retiro efectivo de Centeno, ya Suboficial Mayor, éste le entregó a Karina el rosario de su padre.
Durante el momento en que fueron tomados prisioneros, su padre extrajo el reloj de su muñeca y lo entregó. Cuando la tripulación emprendió el regreso a su apostadero, el Capitán Bicain fue el encargado de devolver las pertenencias del Suboficial Artuso a su esposa, entre las cuales se encontraba ese reloj.
Luego de 40 años de espera, los tres hijos del Suboficial Principal (post mortem) Félix Oscar Artuso pudieron visitar por primera vez la tumba de su padre, único héroe de la Guerra de Malvinas sepultado en las islas Georgias del Sur.
Los hermanos pudieron estar un momento a solas ante la tumba de su padre y cumplir el anhelo postergado durante cuatro décadas. Llevaron dos placas, una con sus nombres y otra con una foto de su papá en acrílico.
Félix Artuso fue condecorado con la medalla “La Nación Argentina al muerto en combate” y fue declarado “Héroe Nacional” por la ley 24.950, promulgada el 3 de abril de 1998, y corregida por la ley 25.424, promulgada el 10 de mayo de 2001, junto con otros combatientes argentinos fallecidos en la guerra de las Malvinas.
En su homenaje, se instituyó el 26 de abril como el Día del Maquinista de la Armada. Además, la Bahía Artuso de la isla San Pedro (o Georgia del Sur), entre la bahía Stromness y la bahía Cumberland, homenajea su memoria.