La UNESCO ha dado su primera luz verde a la gastronomía italiana como Patrimonio de la Humanidad.
Esta mañana, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura hizo pública su evaluación técnica del expediente de candidatura de la gastronomía italiana: «el organismo de expertos internacionales, recomienda su inscripción en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad».
Esta es la primera evaluación fundamental que se someterá a la decisión política final, que tomará el Comité Intergubernamental de la UNESCO, que se reunirá en Nueva Delhi, India, del 8 al 13 de diciembre.
Si la evaluación técnica es confirmada en diciembre por el Comité Político en Nueva Delhi, la gastronomía italiana sería la primera del mundo en obtener el reconocimiento de la UNESCO en su conjunto.
«La evaluación técnica publicada hoy nos indica que el expediente está bien elaborado y es coherente con los objetivos de la UNESCO», subraya Pier Luigi Petrillo, profesor de la Universidad Luiss Guido Carli y responsable del expediente de candidatura.
«Sin embargo, debemos tener presente que esta aprobación inicial no debe generar falsas expectativas, ya que el Comité Intergubernamental, que se reunirá en la India en diciembre, tendrá la oportunidad de revisar la decisión en su totalidad», añade el experto.
Entre las decisiones publicadas hoy por las Naciones Unidas también se incluyen las relativas al yodel (un canto tirolés) suizo, el son cubano (género musical), el origami japonés (figuas con papel plegado), el vino dulce chipriota y la Pasión de Cristo en México.
En octubre pasado, Italia presentó de manera oficial la candidatura de la cocina italiana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO.
El acto, impulsado por el Gobierno italiano y la Asociación Nacional de Municipios Italianos (ANCI), se celebró con eventos simultáneos en municipios de todo el país y en embajadas en el extranjero, bajo el lema «Sunday lunch-Italians at the table».
La jornada reunió a ciudadanos y autoridades alrededor de platos tradicionales, mostrando a la gastronomía como símbolo de unión y de cultura.
La propuesta, apoyada firmemente por el Ministerio de Agricultura, Soberanía Alimentaria y Bosques, el Ministerio de Cultura y la ANCI, superó la intención de destacar únicamente técnicas culinarias y puso especial énfasis en el valor social y cultural de la cocina italiana.
El ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, recalcó en su momento que la candidatura busca reconocer no solo una forma de cocinar, sino un verdadero rito que involucra la selección de los ingredientes, la preparación de los platos y el acto fundamental de compartir la mesa. «No estamos nominando una forma de cocinar… estamos nominando un rito», dijo el ministro y añadió que este conocimiento ancestral se transmitió de generación en generación y sostuvo que el placer de reunirse mantuvo vivas las relaciones de familia y amistad a lo largo de los años.
Para el ministro, la comida del domingo representó la máxima expresión de este rasgo cultural, y la imagen de miles de personas reunidas en plazas italianas confirmó el significado de la cocina para los italianos.
Al lanzar la postulación, la primera ministra, Giorgia Meloni, rememoró sus propios almuerzos dominicales con sus abuelos y los «pastarelle», los tradicionales pasteles de postre presentes incluso durante actos diplomáticos.
Meloni subrayó el papel de la cocina italiana como embajadora de la cultura, la identidad y la economía del país:
«La cocina italiana movió unos 250.000 millones de euros en todo el mundo y queremos hacer que se reconozca», afirmó y recalcó que se trata de mucho más que recetas y sabores: «funciona como una vía de transmisión de valores familiares y como un elemento de cohesión social y económica tanto dentro como fuera de Italia». © ANSA















