Los cuervos, reconocidos por su inteligencia y memoria, han mostrado comportamientos que revelan una sorprendente sensibilidad hacia los seres humanos. En diversas regiones del mundo, se han documentado casos en los que estos animales dejan pequeños obsequios a las personas que los alimentan con regularidad. Dichos regalos pueden ser fragmentos de vidrio brillante, botones, anillos, piedras pulidas o incluso trozos de metal, los cuales los cuervos recogen y depositan cerca de las casas o lugares donde suelen recibir comida.
Según Código oculto, este gesto, aunque no puede considerarse una forma de gratitud humana, parece tener un valor simbólico dentro de su compleja conducta social. Los cuervos recuerdan los rostros de las personas y son capaces de distinguir entre quienes les ofrecen alimento y quienes representan una amenaza. Al asociar a los humanos amables con una fuente segura de recursos, desarrollan una relación de confianza que, en algunos casos, deriva en el intercambio de objetos brillantes, los cuales también tienen importancia dentro de su propio comportamiento natural, pues los coleccionan como parte de su curiosidad y atracción por las texturas y reflejos.
Este fenómeno ha despertado el interés de biólogos y etólogos, ya que sugiere una forma de reciprocidad primitiva, un intercambio basado en la memoria y en la valoración de la relación con el ser humano. Los cuervos, más allá de su reputación de aves sombrías, demuestran una inteligencia emocional notable y una capacidad de interacción social que los acerca más a los mamíferos complejos que a las aves comunes.
Referencias: – «The girl who gets gifts from birds», BBC News.















